Convocados por un compromiso que surge desde la fe para trabajar a favor de los más vulnerables y respondiendo a la demanda bíblica de tratar al extranjero como uno nacido entre nosotros (Levítico 19,33-34); 60 líderes cristianos y de sectores interreligiosos representando a Concilios Evangélicos, Denominaciones, iglesias evangélicas, católicas, obispados, Mesas de Movilidad Humana Interreligiosas y organizaciones cristianas, convocados por la Campaña de acogida al migrante "Como nacido entre nosotros" y reunidos en Bogotá durante la I Reunión de trabajo de iglesias y organizaciones cristianas que trabajan a favor de las personas migrantes en la Región Andina, Chile, Brasil, Argentina y Venezuela expresan lo siguiente:
Nuestra Solidaridad con los migrantes alrededor del mundo y América Latina. Especialmente con los millones de ciudadanos venezolanos que han tenido que salir de forma masiva buscando la protección nacional, internacional y humanitaria debido a la crisis política, económica y social que viven como nación. Debido a ello, se ha generado una crisis de movilidad humana en Sudamérica, especialmente en Colombia, Perú, Ecuador, Chile y Brasil la cual debe ser atendida de forma integral y desde el estado, sociedad civil y las comunidades de fe.
Reconocemos y valoramos los esfuerzos locales e internacionales de las comunidades cristianas y sectores interreligiosos para atender la crisis humanitaria que viven miles de personas migrantes en la región. Sin embargo, reconocemos con humildad que estos esfuerzos son insuficientes en comparación a la magnitud de las necesidades de las personas migrantes y refugiadas.
Rechazamos la politización de la problemática migratoria, así como los discursos y narrativas xenofóbicas y discriminatorias generados por entes estatales, sociedad civil, medios de comunicación e inclusive iglesia, que han denigrado la dignidad de los migrantes y refugiados.
Destacamos las acciones que se han realizado desde los gobiernos de la región para que las personas migrantes accedan a nuestros países. Sin embargo, consideramos que no han sido suficientes y en ocasiones se han convertido en discriminatorias y restrictivas frente a la magnitud del flujo migratorio, lo que ha ocasionado mayor vulnerabilidad, especialmente de los niños, niñas, mujeres, adultos mayores y otros sectores vulnerables de la población
Exigimos a los gobernantes de nuestros países, el respeto y cumplimiento de las normas internacionales que protegen a las personas migrantes y refugiadas y la implementación urgente de políticas públicas que permitan el acceso integral a sus derechos.
Reafirmamos nuestra voluntad democrática de apoyar a los estados en la contribución a la salida de esta crisis, contribuyendo en la formulación e implementación de políticas públicas.
Apelamos a los líderes de las comunidades cristianas y el sector interreligioso a actuar según los principios de hospitalidad, amor al prójimo y protección de los más vulnerables, superando nuestras diferencias y realizando esfuerzos articuladores que nos movilicen a atender, proteger, incidir e integrar a las personas migrantes y refugiadas.
Bogotá, 5 de febrero de 2020
Fuente: Loida Carriel | loida.carriel@tearfund.org
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