Tal vez hayan escuchado por estos días la invitación por parte de los gobiernos locales a la construcción de los planes de desarrollo, en el caso de Palmira he notado el esfuerzo de la administración a través de las secretarías animando a la ciudadanía para su construcción, Dios quiera muchas personas e instituciones acudan a este llamado y que bueno sería que los párrocos líderes de sus comunidades participen de estos espacios al igual que un gran número de sus feligreses; implantar el Reino de Cristo (que es un Reino de Justicia y Paz), en todas las estructuras y actividades propias del mundo secular, para recapitular todas las cosas en Cristo, es misión de los cristianos, vocación divina, que urge a todos los fieles, como deber principalísimo de su condición constitucional de miembros del Pueblo de Dios. Ya lo ha expresado el Papa Francisco:
"Involucrarse en la política es una obligación para un cristiano. Nosotros no podemos jugar a Pilato, lavarnos las manos: No podemos”.
Debemos inmiscuirnos en la política porque la política es una de las formas más altas de la caridad, porque busca el bien común". Que no nos quedemos mirando solamente si ya está listo el burro para el domingo de ramos y no miremos las realidades que esclavizan al pueblo que al fin y al cabo por muchas de ellas murió Nuestro Señor: "El cristiano no debe tolerar que el enemigo de Dios, el pecado, reine en el mundo. El cristiano tiene que trabajar para que el pecado sea marginado y el reino de Dios se implante. Luchar por esto no es comunismo. Luchar por esto no es inmiscuirse en lo que no debe...es simplemente el Evangelio que le reclama al hombre, al cristiano de hoy, más compromiso con la historia" (Mons. Oscar Arnulfo Romero, Santo de nuestra Iglesia católica).
Como auténticos creyentes que encarnan el evangelio, el principio que debe direccionar nuestra participación es entender que el modelo de desarrollo que se desee impulsar es un modelo "desde el hombre"...hay que leer cuál es el modelo de desarrollo que se quiere impulsar: ¿por qué?, ¿para qué? y ¿para quién? Si en el fondo del Plan de Desarrollo subyace un modelo de desarrollo desde la perspectiva del crecimiento integral del hombre, entonces será una gran oportunidad para las comunidades involucradas. Si las respuestas son, por el contrario, para dar satisfacción a las meras necesidades del mercado o demanda de la industria y al crecimiento del capital, entonces se corre el riesgo de un desarrollismo que desconoce al hombre como tal o lo considera una pieza más para la consecución de objetivos empresariales, lo pone a un lado, lo desconoce y lo desarraiga. La gran pregunta será siempre: ¿ese modelo es para el desarrollo humano integral o va contra el hombre?
Por: Padre Arturo Arrieta
Pastoral Social
Por: Padre Arturo Arrieta | Foto: Archivo / Alexander Escobar
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